lunes, 6 de febrero de 2012

La verdecilla


Tras unos años pasados en Madrid en la Resudencia de Estudiantes, el joven poeta enamorado regresa a su Andalucía natal donde escribe la parte más risueña y luminosa de su producción, la que publicaría (parcialmente) en sus Cuadernos y en la antología Canción entre otros libros. Se trata de escritos alegres, divertidos y jubilosos que, debido a la guerra civil de 1936, nunca más compondrá, pero que influyeron en otros jóvenes poetas que siguieron a Juan Ramón como a su maestro.
En esta cancioncilla, el poeta recrea la tradición popular de versos cortos, de siete y ocho sílabas, monorrimos, asonantados y con repeticiones, dándole un aire modernista en el gusto por los colores y, dentro de este, por la monocromía. También se advierte un cierto toque surrealista que fue muy apreciado por autores como Federico García Lorca, que se inspiró en este poema para su conocido Romance sonámbulo ("Verde que te quiero verde").
No hay por qué interpretarla como un símbolo de nada, pero mi corazón de profesor le abre también una puertecita verde a esta niña verde...


LA VERDECILLA
Verde es la niña. Tiene
verdes ojos, pelo verde.
Su rosilla silvestre
no es rosa ni blanca. Es verde.
¡En el verde aire viene!
(La tierra se pone verde)
Su espumilla fulgente
no es blanca ni azul. Es verde.
¡En el mar verde viene!
(El cielo se pone verde)
Mi vida le abre siempre
una puertecita verde

Juan Ramón Jiménez

No hay comentarios:

Publicar un comentario