domingo, 15 de abril de 2012

Peregrino, Luis Cernuda

Cuando, entre febrero de 1956 y febrero de 1962 (exactamente, seis años) escribió Cernuda los poemas que compondrán Desolación de la Quimera, llevaba unos veinte años exiliado de España tras la guerra civil. Para él, huérfano desde 1920 (padre) y 1928 (madre), con poca familia (a su muerte solo tenía un sobrino en España), el exilio no supuso un desgarro tan fuerte como para sus compañeros de generación como Alberti, Prados, Salinas, o de generaciones anteriores, como A. Machado o Juan Ramón Jiménez, por hablar solo de poetas, que también lo sufrieron. Cernuda vivía entonces una de sus mejores etapas entre Méjico, con los hijos de Manuel Altolaguirre, y EE.UU, dando clase en sus universidades y recibiendo homenajes en forma de tesis doctorales sobre su obra, si bien no gozaba de una posición económica sólida, pero a eso ya estaba acostumbrado.
Pese a este "dorado" exilio, su poema es de una valentía inédita en alguien exiliado y en la cincuentena. Peregrino exalta la vida nueva, aventurera, errante. Lejos del dolor y la añoranza, el poeta canta al camino, al viaje, la aventura, lo nuevo, la libertad. Por su tema y su forma, tan sencilla, parecería obra de juventud; pero lo escribió, ya dije, un exiliado maduro.
De este poema admiro su valentía y su fuerza, su eterna juventud y la invitación a mirar al futuro con esperanza, sin miedo, a no aferrarse al pasado, a luchar siempre por lo que uno quiere ("no eches de menos un destino más fácil"). Este texto supone una lección y un ejemplo vivo de superación.

PEREGRINO

¿Volver? Vuelva el que tenga,

tras largos años, tras un largo viaje,

cansancio del camino y la codicia

de su tierra, su casa, sus amigos,

del amor que al regreso fiel le espere.

Mas ¿tú? ¿volver? Regresar no piensas,

sino seguir libre adelante,

disponible por siempre, mozo o viejo,

sin hijo que te busque, como a Ulises,

sin Itaca que aguarde y sin Penélope.

Sigue, sigue adelante y no regreses,

fiel hasta el fin del camino y tu vida,

no eches de menos un destino más fácil,

tus pies sobre la tierra antes no hollada,

tus ojos frente a lo antes nunca visto.